El escándalo diplomático internacional que ha desatado el portal Wikileaks, ha dejado claro que la diplomacia internacional como se conoce hasta hoy, jamás será la misma.
Si bien el sitio ha ayudado a transparentar las constantes violaciones a los Derechos Humanos cometidas por Estados Unidos en su invasión a Irak, el que incluye ataques contra civiles y también, destrucción de blancos “amigos” -como ocurrió en la muerte de un reportero de la agencia Reuters de manos de un helicóptero artillado-, la liberación reciente de documentos y comunicaciones privadas diplomáticas, es un asunto más serio, que coloca la seguridad nacional de los países en peligro.
El sistema democrático estadounidense se basa en un principio llamado “check and balances”. Esto significa que ningún grupo de poder del estado tiene la libertad de crecer y pasar por las garantías que establece la constitución porque, siempre frente a él, habrá otro poder que lo controle. Ambos poderes se contraponen, se cuidan, se auditan y trabajan para que el país crezca. Este “equilibrio” que se da a todo nivel en la sociedad estadounidense, se rompe diametralmente en caso de guerra. Con poderes especiales, decretos y autorizaciones del parlamento, las Fuerzas Armadas pueden actuar sin control, generando lo que hemos visto en Irak. Wilileaks en estos casos, ha sido necesario ya que ha actuado como el “controlador” de este descontrolado poder, y ha ayudado a enrielar las acciones militares, donde en la guerra también deben existir reglas.
Pero el caso diplomático es distinto. Las relaciones exteriores de los países de basan en el principio de amistad y, también, del secreto. Es como hacer un paralelo entre la vida pública y la vida privada de las personas. ¿Qué sería de nuestra sociedad si nuestros secretos familiares que se manejan al interior de nuestra casa comienzan a ser publicados? ¿Cómo nos llevaríamos con nuestro vecino o nuestros parientes? He allí el peligro, y por eso creo que Wikileaks pasó de ser un actor importante de este “check and balances” a un enemigo de las relaciones internacionales. Los irrefrenables deseos de su fundador de figurar, de querer ser más importante, y por intentar convertir su cruzada en un poder por sí mismo, terminará sellando su destino y también, una gloriosa oportunidad de haber creado a un vigilante que hoy, es mirado como el gran enemigo de todas las naciones.
excelente punto de vista, no pense nunca en esta definicion, felicitaciones, excelente de verdad!!