El ciclismo dejó de ser hace años un asunto simple basado en sentarse en dos ruedas y pedalear mirando las nubes. Con la llegada de marcas de alta gama al mercado chileno como Cannondale, Scott, Specialized y otras tradicionales que están apostando al high end como Trek y GT, los nuevos ciclistas también buscan la perfección en cuanto a las distancias, rutas, calorías y en general, quieren saber sobre la performance que están logrando al desplazarse con sus bicicletas por el congestionado Santiago.
Para lograrlo hay tres alternativas: La básica basada en la instalación ciclocomputadores cuyo costo oscila entre los US$ 60 hasta US$ 250 donde marcas como CatEye y Polar destacan y bastante, aunque su exactitud puede mostrar márgenes de error de hasta 15% debido a que su lector de cadencia / velocidad no es lo suficientemente perfecto.
Le siguen las apps para smartphones como Endomondo y otros más, los que conectando el equipo a la red de celular más el GPS, calculan distancia y velocidad, sumado a otros adicionales como calorías y hasta altura.
Y para los más avanzados están los ciclocomputadores basados en GPS nativo. Garmin por ejemplo estrenó en la CES de 2014 su modelo Edge 510, que dentro de la gama para ciclistas es considerado como de segmento medio, ya que no incorpora mapas ni tampoco navegación.
Sin importar lo anterior y tras duras pruebas podemos comentar algunas cosas de este modelito que realmente sorprende.
Configuración:
Bastante básica e intuitiva. Si estás acostumbrado a lidiar con smartphones y sistemas GPS, el arranque primario del Edge 510 resulta simple. En menos de 5 minutos es posible tenerlo listo para salir a andar con él
Accesorios:
El modelo Team Garmin Edge 510 Bundle es el mejor y el más completo ya que incluye junto al computador, tres tipos de montajes (dos para urbano y mountain bike y uno para bicicleta de ruta) los que son bastante confiables, firmes y de buena factura. Sumado a eso incorpora sensor de cadencia para conocer la cantidad de pedaleos que imprimes en la bicicleta y, además, incluye un monitor de frecuencia cardíaca, el cual cuenta con una banda con electrodos los que deben mojarse profusamente para que el sistema registre la actividad. El costo en Amazon es de US$ 400, pero vale la pena ya que en sí mismo los adicionales cuestan la mitad del paquete. El sistema básico está en US$ 324.
Lo que importa:
La conexión al GPS es bastante veloz. En días despejados no tarda más de 15 segundos en adquirir el satélite. La interfaz simple y clara muestra en una pantalla el tiempo de recorrido, la velocidad, distancia, frecuencia cardíaca, altitud, cadencia, calorías y temperatura ambiente. Es posible incluso programarlo en dos sistemas: Entrenamiento, para que registre recorrido y performance y carrera, que graba las vueltas y tu performance completa.
Adicionalmente y gracias a su sincronización con la App Garmin Connect, es posible guardar en tu Smartphone tus registros históricos, acceder a tus recorridos realizados a través de Google Maps, estadísticas avanzadas, compartirlas por redes sociales y, además, transfiere información hacia el Edge 510 sobre el clima del día, por lo que es posible mientras estás conduciendo, que el sistema te avise los pronósticos según la zona de desplazamiento.
Rendimiento y calidad:
El producto sigue siendo armado en Taiwan, y esto se agradece ya que las terminaciones son de alta calidad. Soporta fácilmente caídas y pequeños impactos y viene previamente sellado para resistir humedad y salpicaduras de agua propias de la actividad al aire libre (protocolo IPV4). No aguanta eso sí inmersiones. Los expertos recomiendan comprar protectores de silicona traseros y también mica protectora para su pantalla, que aunque es táctil, su tecnología se basa en puntos de presión, por lo que es relativamente flexible y propensa a rayarse.
Lo que hay que tomar en cuenta:
Primero, el precio. Es un “juguete” extremadamente caro, por lo que hay que cuidarlo y usarlo con precauciones, aunque esté diseñado para resistir deportes extremos. En competencias de alto nivel y en terrenos extremadamente agrestes y duros es recomendable abstenerse, total para qué querer perder un equipo de US$ 400 si no lo vas a estar consultando.
La pantalla si bien soporta muy bien el sol imperante, dependiendo del ángulo de instalación, muestra un reflejo algo molesto.
La autonomía es decente. Si bien por manual anuncia “hasta 20 horas”, Garmin no se ha hecho famoso por colocar baterías de alta gama en sus equipos, por lo que se degradan rápido y su autonomía decae con el paso de las cargas.
En cuanto al update, Garmin cuenta con una aplicación descargable que de forma amistosa detecta y carga nuevas funciones o corrige errores. Tras el reinicio, la unidad pierde su conectividad con la aplicación Garmin Connect y con tu Smartphone, por lo que hay que resincronizar todo. Y durante el proceso puede mostrar varios errores, por lo que hay que tener paciencia.
¿Vale la pena? Si lo que buscas es perfección total para tus salidas en bicicleta y eres un obsesionado con las estadísticas, claro que sí, pero dolerá el bolsillo.